Hace no mucho, unas declaraciones de Ricky Rubio se hicieron virales. Acababa de jugar un partido superlativo, nada más y nada menos que en el Madison Square Garden. Sin embargo, salió a la rueda de prensa sereno, como si la cosa no fuera con él. Su discurso: el proceso.

Famoso es ya su lema “never too high, never too low”, que va de la mano con ese discurso que le acompañó en esa rueda de prensa.

Hablando de baloncesto… ¿te has sentido alguna vez en un callejón sin salida? ¿Que tú como jugador/a o tu equipo ha tocado fondo? Seguramente a todos se nos han aparecido más de una vez ese tipo de sensaciones. ¿Y lo contrario? ¿Has estado alguna vez en la cima? ¿Has sentido que nadie ni nada puede acabar con tu éxito? Alguna vez seguro que has estado ahí, no seamos tan humildes!

Vivir el momento está muy bien, y además se debe hacer: disfrutar de una victoria, de un éxito deportivo, o incluso abrazar el fracaso… todo forma parte del proceso, de ese camino que todos recorremos mientras estamos ligados al baloncesto. Pero, ¿qué pasa si solamente estamos pendientes de ese instante? ¿Si perdemos el foco del proceso? Entonces es cuando entra en juego el abandono prematuro, el error en la toma de decisiones y la sensación de ir a la deriva.

Seguro que conoces algún chaval o chavala de tu club que desde bien pequeñito destacaba entre los de su generación. Y que cuando llegó a la etapa junior, o en el paso a edad senior, de repente, deja de jugar. Sus entrenadores – que creen en un proceso, en una formación a largo plazo – trabajan en una línea de progresión, pero él o ella quiere resultados ya. Como todos sabemos, tendrá destellos puntuales, pero no logrará el éxito.

¿Y si  hablamos de entrenadores? ¿De momentos de partido? Esa decisión arbitral que te enfurece, esa situación que se escapa a tu control y te hace subir las pulsaciones. Momentos, que mal gestionados, te llevan a tomar malas decisiones que perjudican a tu equipo. ¿Te dejas llevar y toda la semana se va al traste? ¿O relativizas el momento y piensas más alla?

Hace unas cuantas semanas estuve en una formación donde nos hablaban acerca de esto. En ella, nos explicaban que muchos entrenadores de élite, trabajan con sus psicólogos sobre cómo gestionar esas situaciones en las que pierden el control. Sobre el plan de partido. Una vez más, no importa el instante, sino el camino. Si sé dónde quiero llegar, si tengo mi plan, los momentos no me apartarán del proceso, sino que serán eso, momentos.

Está claro que las emociones nos mueven, y que es muy difícil escapar a ellas. Evadirse de la adrenalina del momento. Como siempre digo a mis jugadoras – que se cachondean de mí cuando ven, en el vídeo del partido, que ante una acción espectacular o decisiva no me inmuto –  estoy pensando en la siguiente acción. Y tú, ¿eres de los que se deja llevar, o de los que relativiza el resultado?